miércoles, 25 de febrero de 2009

Ni príncipe ni dentista

Mi amiga María P.  se ha dado cuenta ya, por fín, que no hay que buscar al príncipe azul.  La mayoría de las veces el príncipe azul puede ser rosado, negro, o gris marengo.  Se ha dado cuenta de que los dentistas no por ser dentistas, sonríen más.  Por ello, voy a hacer para ella al chico ideal.  El chico ideal a ella y al grupo... 
A María le vendría bien un arquitecto.  Que luego nos hiciera casa en Munébrega, en la playa o en Marte.
Le vendría bien un chico que por la mañana hiciera el café, y no colacao como nuestros amigos cuando vamos de excursión al Pirineo.
Le vendría bien un chico que se sentará con ella el domingo por la mañana en la cama y le pidiera que le cantará una canción con la guitarra.
Un chico al que le gustará salir, para que ella siempre estuviera de farra con el Lecha o conmigo.
Un arquitecto que contará chistes, para que las reuniones con los cuñados de su hermano, ya fueran la bomba.
Un chico que hubiera ido de joven a bailes de salón.   Que sea un manitas y pueda montar las estanterías del IKEA sin perderse o cambiar la toma de la luz sin tener que recurrir a Ramón el Electricista.
Un chico al que le guste Bisáltico, el futbolín y las jarras de cerveza con limón.  Que no se cansé de escuchar nuestras batalllitas.
Un arquitecto, guapo, alto y moreno... y que sí tiene un amigo majo, como él, pues que nos lo presté.

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