martes, 29 de marzo de 2011

En las últimas 24 horas se solapan las palabras y las frases.
Coinciden en bocas de distintas personas.
Estás triste.
Rompes corazones.

Diálogo de una cafetería. Mitad de una mañana de martes cualquiera. En una ciudad cualquiera.
- Es que vas por ahí rompiendo corazones (le dice él)
- ¿Nadie os habéis parado a pensar que la que tiene el corazón roto soy yo? (ella)

lunes, 28 de marzo de 2011

¿Estas triste?
¿También tú me lo preguntas?
Se te nota
Pues no

Bueno, no sé
Tal vez
Sí, tal vez.
Al menos sonríes
Siempre sonrío
Pero lo haces sin fuerzas
Es que noto como si me cercase un vacío
Habla. Diselo.
Lo sé
¿No puedes?
No. Me quede sin palabras. Sin hueco.
Entiendo
Y te echo tanto de menos...
Pues por eso deberías aprovechar
Ya no me queda espacio. Sé que lo quiero pero no con cuanto corazón lo quiero.

domingo, 27 de marzo de 2011


Dentro de mí, viajan tus besos

jueves, 24 de marzo de 2011

Un día cualquiera

Se sentía fuerte. Aunque a veces le fallarán las fuerzas o se quedará sin energía. Sabía que era porque tus hilos aún la envolvían. Porque había sido una simple muñeca, que bailaba alrededor de tu órbita. Un día la querías, y treinta la ignorabas. Sabía que la utilizabas. Que te apoyabas en ella para ser mejor.
Aquella noche no fue distinta. Todo siguió su curso. Hasta que la copa que sujetaba en la mano se le cayó al suelo. Las margaritas se mustiaron. Y el cactus murió.
Había sido muy tonta. Tan tonta, que creyó que igual la habías querido. O que al menos, en algún momento, la habías necesitado. A veces aún lo duda. Aunque cada vez está más segura de que tan sólo fue un embrujo de la noche.
Ahora lo único que quiere es saltar. Bailar como una loca y cantar a voz en grito. Calzarse los tacones. Ponerse unos pedientes, y pintar sus labios. Quiere besar sin parar. Pero lo cierto, es que los primeros besos que no fueron tuyos le dolieron. Los siguientes empezaron a cicatrizar sus heridas, y ahora, sólo recuerda un beso.
Pese a todo, de vez en cuando, sonríe para adentro. Lo hace porque sabe que un día, uno cualquiera, un escalofrío recorrerá tu espalda, y sabrás que te equivocaste. Un día en el que no sea ella la que abra la puerta, la que te agarre para no caer, la que te sujete, la que vigile tus sueños, la que te regale un cuento, o la que te cuente cualquier chiste malo. No será ella. Y no la reconocerás en otros ojos que te miren, porque no habrá ninguna mirada que sonría como la de ella. Y entonces, comprenderás, que pudo ser lo que mejor que haya pasado, o que te hubiese pasado, o que te habría pasado... Entenderás, que ella no sabía conjugar verbos, pero podía volver presente cualquier pluscuamperfecto.

lunes, 21 de marzo de 2011

Un maestro

Ha dicho muchas cosas Gabilondo esta noche en Zaragoza. Cosas sobre la radio, el periodismo, pero también sobre la vida.
Esa vida que a veces pasa a nuestro alrededor y ni siquiera miramos. Esa vida que puede sorprendernos para bien y para mal.
Nos ha dicho que se nos ha olvidado que lo importante es contar. Contar lo que contamos. No a cuantos se lo contamos. Y que nos preocupamos tanto en contar a cuantos se lo contamos, que lo que contamos ha dejado de importar.
Ha hablado del derecho a ser informado. Del derecho a informar. De la obligación de la verdad.
De que lo importante no es quien me cuenta que se ha metido un gol, sino quien lo ha metido. Que nos hemos olvidado de las personas.
Ha hablado de la profesión, no tan idílica como ustedes se imaginan. De la radio. Y de todo lo que engancha.
De lo difícil que es ser mujer. Ser madre o periodista. De ese mundo ideal en el que conciliar sea real.
Ha hablado de lo importante que es quien te rodee. No madrugar, sino quien te facilita hacerlo.
De que cuando todo esto pase, veas a tu pareja al lado y sepas din lugar a dudas, pese a los silencios o los vacíos, que donde querrías estar es allí, a su lado, y no en otro lugar del mundo cualquiera ni con cualquier otro al lado.
De esta crisis. De este cambio de ciclo que todos notamos. El que se apaga y el que comienza. De los miedos. De lo que nos atenaza, tambalea, y de seguir adelante.
Ojalá todas las primaveras, sean como hoy aunque el mundo se tambaleé. Hay unos cuantos brazos dispuesto a sujetarlo.

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sábado, 19 de marzo de 2011

El destino a veces tiene planes que ni imaginábamos. A veces duelen y otras acarician.
Y cuando el cuerpo se rebela, te pide que parea y pongas un poco de orden... Y llega la explicación. La vida es muy lista y a veces le desorganizas los planes. Nunca es tarde. Si me quisieras... Me dedicaría a desordenarle los planes al destino.

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jueves, 17 de marzo de 2011

Abrió la botella de cerveza, dio un trago y dejo hueco para el tequila. Las burbujas salieron de la botella esfumándose en el aire. Vertió el tequila. Agitó la botella y pensó que tal vez si toda su energía se centraba en ese momento, su vida quizás dejase de girar. Giraba. Giraba. Giraba. Y se sentía perdida como si todo a su alrededor fuese una gran noria rodeada de un gran bosque. Inmensidad. Vacío. Te habías alejado tanto que ya casi no te conocía. Te echaba tanto de menos que cuando se paraba a pensar en ello le costaba casi respirar. Sin embargo no entendía muy bien en que momento la noria había quedado atascada. Tú te bajaste. Ella se quedo allí, quieta, atrapada. Su corazón se había evaporado. Enloquecido, casi se había esfumado. Dio un trago largo a la botella y pensó... Ojalá nunca te arrepientas.

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miércoles, 16 de marzo de 2011

Y hubo tanto ruido

Que al final, llego el final

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martes, 15 de marzo de 2011

Lágrimas del cielo

La Princesa había vuelto al Reino, pero nada era ya como antes.
Los súbditos enloquecían presos del amor. Las penas bailaban al compás del viento. Los gritos eran las nanas que acunaban en los sueños. Arañas gigantes ascendían por las montañas verdes y por las praderas se arrastraban las mariposas.
La Princesa había vuelto, pero no como antes.
Apenas le quedaban ya sonrisas y las fuerzas se habían ido escapando por su garganta a través de pequeños suspiros.
Estaba allí, pero no como antes.
Sus botas preferidas se habían roto y no podía ya caminar por los charcos. Los pares de zapatos andaban solos por el mundo. Cojeando. Renqueando.
Había regresado. Pero no había traído el sol tal y como prometió al reino.
Las nubes se habían ido colocando sobre el cielo, formando una barrera inquebrantable. Busco sueños para intentar tener un motivo por el que levantarse cada mañana. Y se los arrebataron.
Estaba allí, pero no era lo mismo.
En la soledad, intentaba contar las partículas de polvo que flotaban en el aire. Quería matar el tiempo, antes de que éste la matará a ella.
Nada era igual. Ya no.
En su mente se amontonaban millones de palabras. Temblaba al sentirlo lejos. Pero también lo había hecho cuándo él estaba cerca.
No podía llorar. Y lo que nadie en el Reino sabía, era que el cielo se encapotaba porque ella no podía llorar. La lluvia que caía del cielo eran sus propias lágrimas. Todas las que la Princesa era incapaz de derramar.

lunes, 14 de marzo de 2011

A veces creo oír tu voz en la habitación de al lado.

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domingo, 13 de marzo de 2011

Ella le pidió que la llevara al fin del mundo
Él puso a su nombre todas las olas del mar

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jueves, 10 de marzo de 2011

Si los besos curarán...

El viaje de Chihiro



Aunque a veces no lo recordemos, nada de lo que sucede se olvida.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Un día despertó. Soñó que nunca te había conocido. Nunca habías estado en su vida. Se asustó. Sintió un inmenso peso y si corazón le pinchaba cada siete segundos.
Si pasaba 41 horas sin verte, su mundo se detenía. Se borraban sus sonrisas y olvidaba todas las canciones.
Por eso salió a la calle dispuesta a comprobar si era cierto. Tal vez, la habías olvidado. Se calzo unos tacones y anduvo por el río. Desando los pasos que había dado desde la última vez que te vió. Cruzo ambas orillas e incluso llegó a tocar el sol. Nadie te había visto.
Ella empezó a sentirse pequeña. Le daba miedo llorar. Creía que con la cuarta lágrima correría el riesgo de ahogarse. Embalsamo su corazón, y lo guardo entre algodones por si un día decidías regresar.
Sin querer se volvió a dormir. Al despertar solo noto el calor de tu ausencia. Y una triste estrella que cayo del cielo cuando le diste el último adiós.

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viernes, 4 de marzo de 2011

Sólo ocurre algunas veces,

Por eso es tan difícil que ocurra...

Y que ocurra bien

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jueves, 3 de marzo de 2011



Dicen que solamente se desean las cosas inexistentes

miércoles, 2 de marzo de 2011

Sonaba "Canción de amor caducada" en la radio.
Y pensó que era algo premonitorio.
Se caducó como los yogures.
Cuando un día quiso hacer uso de él, estaba ya mustío.

"No quiero cantos de sirenas. Ni nudos en la garganta.
No quiero bailar con la pena, porque me da miedo pisarla.
No quiero saber de lo que hablo.
No quiero andarme por las ramas.
No quiero saber por diablo lo que por viejo se me escapa"

Y pensó, lo que hay que ver y oír...