lunes, 27 de diciembre de 2010

Carta a los Reyes

Queridos Reyes Magos
Este año seré práctica, quiero una escoba-aspiradora, un par de libros de los que enganchan, quiero buena música, quiero tenerlos cerca (a todos), quiero ser útil (como antes), quiero volver a escribir, quiero volver a regalar cuentos, quiero un bolso bonito, con unos pendientes bonitos y unos bonitos zapatos. Quiero volver a estremecerme.
No quiero sentirme sola ninguna noche de 2011. No quiero sentir este peso en el pecho. No quiero sentir que he aprendido a querer lo que ya he pérdido. Quiero volver a enamorarme y que alguien se enamore de mí. Quiero querer. Y quiero no temer. Quiero saber decir te quiero.
Y cómo la gran parte de todo esto sólo lo puedo hacer yo, vosotros dedicaros a la paz mundial y traerme una escoba-aspiradora y un libro.
Gracias mil.
X.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Amarga... desea

Ésta canción, es como una carta a los Reyes Magos, pero leyendo entre líneas...


Acaba de una vez
de un solo golpe
Por qué quieres
matame poco a poco,

Si va a llegar el día
en que me abandones
Prefiero corazón
que sea esta noche


Diciembre me gusto
pa´ que te vayas
Que sea tu cruel adiós
mi navidad
No quiero comenzar el año nuevo
Con este mismo amor,
que me hace tanto mal.


Y ya después
que pasen muchas cosas.
que estés arrepentida,
que tengas mucho miedo
vas a saber
que aquello que dejaste
fue lo que más quisiste
pero ya no hay remedio.


Diciembre me gustó
pa´ que te vayas
Que sea tu cruel adiós
mi navidad
No quiero comenzar el año nuevo
Con este mismo amor,
que me hace tanto mal.

martes, 21 de diciembre de 2010

Hay dos tipos de personas: las que consiguen lo que quieren y las que no se atreven a conseguir lo que quieren.
[Ciudadano Kane)]

domingo, 19 de diciembre de 2010

Qué hay de cena?
Yogurt caducado o chupachups de cocacola

Propongo


Propongo que subamos al coche.
Y que avancemos sin parar.
Escuchando todas esas canciones que emocionan, que hacen templar, que te hacen cantar a voz en grito, que te alegran, que te arrancan una lágrima o que ponen los pelos de gallina.
Sin parar. Hacia adelante.
Por la ventan paisajes variados.
Nieve. Luz. Nubes. Lluvia.
Y cuando llegamos al destino que decidamos una manta.
E historias.
Pongámonos a hablar de los libros que te gustan.
De mis frases preferidas.
De los parráfos que te hacen soñar.
Y de un mundo de letras que nos ayude a construir nuestro futuro.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Anatomía de Grey

La vida está llena de dilemas, si o no, dentro o fuera, arriba o abajo, y luego los que de verdad importan amar u odiar, ser un héroe o un cobarde, luchar o rendirse, vivir...o morir. Vivir o morir, es la elección que importa y no siempre está en nuestras manos.

Si o no, dentro o fuera, arriba o abajo, vivir o morir, ser un héroe o un cobarde, luchar o rendirse. Lo repetiré para asegurarme de que me habéis oído, la vida está llena de dilemas, vivir o morir, eso es lo que importa... y no siempre está en nuestras manos.

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Se suele creer que el pensamiento positivo ayuda a llevar una vida más feliz. De pequeños nos decían que sonriéramos y que pusiéramos cara de estar contentos, de mayores nos dicen que miremos el lado positivo, que no hay mal que por bien no venga y que el vaso está medio lleno. A veces la realidad se impone y te impide comportarte como si fueras feliz. La salud te puede fallar, tu pareja te puede engañar, tus amigos puedes defraudarte, en esos momentos solo quieres aceptar la realidad, olvidar las apariencias y ser tu mismo, asustado e infeliz.

Si le preguntas a la gente qué quiere en la vida, la respuesta es sencilla: ser felices. Pero quizá sea esa expectativa, querer ser felices, lo que nos impide llegar a serlo. Quizá cuanto más intentemos obligarnos a ser felices, más confundidos estemos, hasta que ni nos reconocemos. En vez de eso seguimos sonriendo, e intentamos ser esas personas felices que quisiéramos ser, hasta que nos damos cuenta que lo hemos tenido delante. Ni en nuestros sueños, ni en nuestras esperanzas, sino en lo que nos hace sentir cómodos, en lo que conocemos.

martes, 14 de diciembre de 2010

De esas veces en que no entiendes nada.
En que sientes que pasas por un momento chungo.
Mentalmente hablando.
Pero chungo que te cagas.
Que no entiendes nada de lo que te rodea.
Ni lo que sientes.
Ni lo que no sientes.
Que te sientes así, como un poco vacía.
Que incluso a ratos te duele el corazón.
Y llegas al curro...
y entonces todo el mundo te dice que cara de descansada
que buena pinta
y cuando te vas alguien te dice,
oye, mañana me cuentas todo lo que has hecho estos días...
porque esa cara de felicidad con la que has entrado...
Y tú piensas... jodo petaca!

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ella se asoma a la ventana, y con el corazón encogido le dice:
- Si me acostumbro a que toques a mi puerta cada vez que te sientas solo, lo pasaré mal.
Prefiero seguir enamorada de ti, a mi manera.
Él agacha la cabeza y se marcha.

Debía...

La Rebe in the city tenía la cabeza echa un lío.
Según un gurú de la felicidad, si quería ser realmente feliz debía empezar a serlo.
Debía dar saltos, cantar, y bailar.
Debía tener hijos antes de los 40, porque las mujeres que no lo hacían vivía menos años y menos felices.
Debía hacer algo de deporte.
Debía salir, y diversificar, y asumir la realidad.
Debía dejar de ir corriendo a todos los sitios como si alguien te persiguiera.
Debía reír todavía más de lo que reía.
Debía comer sano.
Y debía hacer tantos debía que ni se acordaba.
Ella, que sólo quería saltar sobre los charcos, trepar por la niebla y abrazar el sol...
Debía haber tomado apuntes.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cuando salió por la puerta comprendió todo lo equivocada que había estado. El paraíso no acababa en su sonrisa ni el amor anidaba en su cuerpo. Quiso echar a correr por la acera pero siguió hacia adelante, todo lo erguida que pudo. En su interior se había roto el mundo. Añicos. Como aquella bola de nieve que siendo pequeña estrelló contra el suelo. Quiso gritar pero las palabras se enredaron en su garganta. Y quiso llorar. No pudo.

lunes, 6 de diciembre de 2010

- ¿Qué te pasa?
- Que me ahogaba.
- ¿Por qué?
- No lo sé.
- Sí lo sabes.
- No recordaba que fecha era. Y tu recuerdo se volvió a clavar en mí.
- No te tiene que doler tanto. Deberías dejar que lamieran tus heridas.
- Sabes que no puedo.
- No es que no puedas, es que no quieres.
- Parecería que soy débil, y no lo soy. O si lo soy, no quiero que nadie lo sepa.
- No es que seas débil, eres fuerte. Pero se te olvida, y te atrincheras en una frontera que no te sirve de nada. Deberías saltar, gritar, correr, e ir a buscarle.
- ¿A quién?
- A quien tu ya sabes.
- No puede ser. Él ya se ha ido también.
- No. Sigue estando ahí. Pero tú te has encargado de ir echándole poco a poco.
- No quería que me hiciera daño.
- Y aún así estás sufriendo. Tu táctica no ha funcionado.
- Lo sé. Pero también sé, que volverá.
.....

domingo, 5 de diciembre de 2010

Y me siento a mirarte
Salto por las cornisas
Me da igual caerme
Y quiero que el látigo de tu carne se clave en mí
Como unas incisivas estrellas cayendo del universo
Te miro
Tiemblo
Sonrío
Sueño que te beso, que de soslayo mis labios retan al frío,
y que mi lengua se derrite en tí.
Siento que me alejo. Y me pierdo
Y doy vueltas y más vueltas echándote de menos
No entiendo nada, y desconozco en que momento te fuiste
Pero lo sabía.
Sabía que pasaría
Y durante meses luché contra ello.
Ahora ya no estás aquí
O estás sin estar
Y yo, me fundo en el hielo
Mi alma se cae por las escaleras golpeándose en cada silencio
Te regalo todo
Te regalo los nervios, los abrazos, los besos que no te dí, el frío, los nervios, las mejillas coloradas, te regalo mis risas, los miedos, todo lo que no te dije, y en un paquete, envasado al vacío, te regalo este silencio, que me ahoga.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Lo peor es, a veces, saber que aunque quieras no podrás llorar.
Una vez exisitió una Princesa que no era como las demás.
Le gustaban los caramelos de limón ácido. Corría con sus zapatos de charol tras las gallinas. Se bañaba con su mejor vestido en el río. Sentía frío cuando hacía calor, y se achicharraba en invierno. Veía en la oscuridad, y se sentía a oscuras durante el día. Relataba los mejores sonetos de amor del reino con apenas cinco años. Y pintaba espadas y lunas rotas en las servilletas de palacio.
Conforme pasaban los años, olvidó incluso su propio nombre, y poco a poco, se iba apagando. Su última risa se escapó una tarde junto al río, y sus lágrimas quedaron colgadas de un hilo de su almohada.
Sus padres no sabían que hacer con ella.
Pero cuentan, que en otro reino cercano, vivía un principito triste.
Contemplaba embelesado las puestas de sol. Los días de lluvia se vestía el bañador y salía a la plaza del castillo. Perseguía estrellas con cazamariposas. Le encantaban los helados de fresa y pistacho. Preparaba los mejores sanwiches de nocilla y hierba para las ovejas del reino, que crecían frescas, lozanas y felices. No le importaban los ejércitos, y sólo preguntaba a sus compañeros de clase sobre el sabor de las nubes, sus colores preferidos, o cuál era la utilidad de un corazón roto.
El principito dejó de jugar, de correr, de bailar, de canter, y se volvió poco a poco, casi casi invisible.
Los médicos los visitaban en cada uno de sus reinos. Y nadie sabía muy bien lo que les pasaba. Su salud era fuerte. Pero ellos, parecían cada vez ser más débiles.
Cuando la Princesa cumplió los trece años paseaba por el bosque, y se encontró con una mujer. Era de la Hermandad de las Madalenas. La sabia se acercó a la famosa princesa sin risa y le susurró unas palabras...
La chica salió corriendo hasta palacio. Cogió una maleta que tenía guardada bajo la cama y se personó ante su padre.
- Debo marcharme.
La Reina discutió con ella, era demasiado joven para viajar, pero el Rey, la contempló durante unos minutos. Y ordenó a cuatro de sus hombres que viajarán con la princesa. Eran el cocinero, el cronista oficial del reino, el soldado más valiente de palacio y la joven que ordeñaba las vacas. Emprendieron viaje hasta un reino cercano. Allí, pidieron una recepción con el rey y el principito.
El Rey les preguntó cuál era el motivo de su visita.
La joven princesa dió un paso al frente y sacó su pequeña maleta.
- Necesito mostrarle mis tesoros al principito.
- Él no tiene tiempo para eso. Es ya casi invisible. No necesita tesoros.
- Si los necesito- se oyó una voz en la sala.
La Princesa sin risa y ya sin nombre... abrió su maleta.
- En este frasco de cristal está el primer beso que le daré. Aquí con este lazo, guardo el primer abrazo, en éste marco colocaré su fotografía, esta cucharilla es para tragarme la única lágrima que le haré derramar, cuidó a temperatura ambiente este caramelo de café con leche para que no se derrita porque sé que es su preferido, le encantan las fresas por eso ordenaré cultivar millones en el bosque junto a palacio, llenaré una piscina de gotas de lluvia, y se acabarán los ejércitos...
Conforme la Princesa iba relatando el contenido de su maleta, el Principito iba tomando forma...
Todos en la sala comenzaron a reír... incluso ella.
- ¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo lo has vuelto a traer? - le preguntó el Rey.
- Muy fácil. Sólo sé que alguien me dijo... que yo no estaba enferma.... solamente, estaba enamorada.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Tal vez sea mi culpa. Culpable. Inocente. Te quiero. Olvídame.
Construí castillos de arena, de naipes, de sueños.
Te habría dado la vida que querías.
Me perdí.
Anduve por un camino que no era mío, y me encontré en noes que no eran, y en comienzos que olían a despedida.
Y te quise. Te quiero. Pensé que incluso las mariposas me iban a ahogar.
Todo va mal. Mis murallas se derrumban y aquí me quedo.
Pérdida. Sin rumbo. Dejando que te envuelvas en amores vacíos que te hundirán en el ensueño de un falso placer.
Culpa mía. Y me castigo por ello. Repito Lo que siempre supe... Que un día te cansarías de mí.
Solo sé
que me vi...

con la vida aleteando en el vacío

con el sol en la maleta por si el frío

Me agarraba sin saber a donde ir...

Estrenamos mes

Estrenamos mes y las cosas no van ni bien ni mal, creo que no van.
E intento luchar contra los vampiros de energías y me quedo por el camino.
No dejo que mermen mi energía, pero no puedo evitar estremecerme.
Y eso que hoy me han regalado un abrazo.
Me regalaron dos cedés de villancicos.
Me decoraron por sorpresa navideña mi hogar.
Me han comprado unas pulseras de animales.
Me han regalado un pastelito.
Y no sé si me dieron una ilusión o una puñalada.
Diciembre es duro... como el turrón.