miércoles, 31 de agosto de 2011

Escribió una carta a la suerte. En ella relataba todo lo que quería que sucediera en los próximos días. Y para que se diera cuenta de lo que necesitaba sanar corazones, colocó sus deseos al final de la lista. No eran tiempos para bromas. Le corría prisa. Necesitaba que el tuerto girará la vista y que la justicia universal se pusiese en marcha. Ella, mientras los viera felices, podía seguir esperando.

Posted from Blogium for iPhone

viernes, 26 de agosto de 2011

La vida era un trasiego. Un paseo a veces inusual. Y en esas andaba la rebe in the city... Pensando en las probabilidades que habia de que todas fueran felices a la vez. Podían ser tantas como notas musicales se movían en un mismo segundo por el aire. Podían ser tan pocas como las probabilidades de que un viernes te acostarás sabiendo que te habia tocado el euromillón. Mientras hacia sus cálculos, paseaba y se enteraba de que una amiga habia dejado a su amigo por que necesitaba a alguien a su lado que compartiera su vida religosa. Eso significaba que debía de dejar de pensar en los capullos que buscan chicas de autofotos para buscar a un escritor bucólico que interpretara los chistes. No creía que existiera ni que funcionase. Mientras su corazón se encogía cada vez menos. Y aquel último golpe que el caballero Rasputín habia intentado darle había fallado. Le había dolido más el orgullo que el corazón. Y eso a lo único que se asemejaba de romance era a un golpe en el amor propio. A su vez sufría por la rubia que no sabía muy bien donde acababa ahora el suelo y empezaba el cielo. Le habían dado tiempo y lo llenaba diciendo qie estaba bien, sonreía aunque fuera mentira. Y su mente se llenaba pensando en hacer añicos una vajilla. Otra iba y venía intentando cerrar puertas que siempre se quedan abiertas, o al menos entornadas. La gurú habia recogido su corazón roto y lo habia pegado. Marcho a la playa y allí se encontró con que a veces los hombres que no saben o no pueden decir te quiero, sí saben llorar. Y ella que lo único que sabía era caer, pegar los pedazos y levantarse, cada vez veía más díficil que alguién la quisiera. Se habia cansado ya de mentirosos, cobardes, inseguros y egoístas. Luchaba por no ser así, por ser feliz y alguna noche hasta por tocar la luna...

Posted from Blogium for iPhone

viernes, 12 de agosto de 2011

La Rebe in the city buscaba respuestas y seguía encontrando preguntas. Su amiga (la rubia que a ratos era morena, como el sol que sale y se esconde) le preguntaba porque no podíam ser felices todas a la vez. La loca sabia apuntaba a la cuadratura de un círculo mágico, pero ella que carecía de conocimientos geométricos apuntaba al espacio. Eran muchas para ser felices a la vez. Porque si la felicidad del mundo tiene un diámetro, ellas merecían tanta que a ratos no les llegaba. Se perdían contando estrellas que nunca llovían y cuando lo hacían les caían encima. No es fácil saberte excepcional y no querer hacer que tu vida lo sea. Buscaban elementos que las ayudasen a permanecer en la tierra. Cadenas invisibles que las ataran a un mundo que cada vez les interesaba menos. Y el sueño que compartían era el amor. No uno normal. No uno de ensueño. Uno real. De esas veces en que tiemblas tú y tiembla el mundo. De esas veces en que enamorarse cuesta, pero lo díficil es dejar de enamorarse de él cada día.

Posted from Blogium for iPhone

miércoles, 10 de agosto de 2011

Lo único que me duele de morir,

es que no sea de amor.



"El amor en los tiempos del cólera"
Gabriel García Márquez

sábado, 6 de agosto de 2011

Te quise por querer. Te quise por costumbre. Por miedo. Por llenar el vacio de la soledad y por acallar las voces del silencio. Te quise pese a los daños. Pese a las palabras inventadas, huecas y mentirosas. Te quise pese a las caricoas hirientes y a los planes truncados. Te quise aunque dolieras. Te quise aunque me tuve que inventar tus besos. Te quise pese a todas las veces que me tuve que arrastrar hasta tu boca, en que tuve que rogar un abrazo y llorar un hola, qué tal. Te quise pese a los telefonos rotos. Las entrañas agonizantes y los sentimientos suicidas. Y te quise por costumbre. Sin saber. Queriendo. Sin sueños. Sin estrellas en el cielo. Sin unicornios, ni guiones de cine, con un cuento roto, con chistes de chistera.
Te quise para creer que el mundo me quería. Creyendo que en tus brazos todo pasaría. Que acabaría el miedo. Pero todo acabo. Aunque duela. Y ahora solo quiero fiarme de un quizás, y de paso, de una margarita pocha que lucha en un jarron del ikea por no marchitarse. Quiero jugar limpio con él. Pero no aprendí a ganar y continuamente juego a perder. Si tal vez llegara una tregua, yo también podría drjar de huir, dejar de perderme y dejar que por fin, me encuentre.

Posted from Blogium for iPhone

jueves, 4 de agosto de 2011

Es mejor estar acompañado.
Aunque a veces, te duela.

lunes, 1 de agosto de 2011

Creyó que por fín podía decir oficialmente que no había nadie.
Que la habían dejado sola.
Lo supo cuando comprobó que en el buzón no había más que facturas. Que en el correo electrónico no había rastro de ti. Que habías pérdido su teléfono y que ni siquiera le habías mandado un mal chiste el día de su cumpleaños.
Si alguien que ha compartido contigo un período de vida, no te felicita, se puede decir que ya finalmente todo ha acabado.
Ella suponía que sí. Y por eso, creía que sentía ese vacío con el que se había despertado en la última mañana.
En el sueño desterrado, había dejado una margarita, un saco de dormir, y un ligero temblor.
Si tuviera tiempo se compraría un obón, y tocaría serenatas tristes a la luz de una vela. Pero como carecía de oído, se dedicaba a escribir textos absurdos para intentar explicar lo que sentía cuando el otro él se marchó sin más.
Recorría el mundo saltando de baldosa en baldosa para no pisar los momentos que quedan en suspenso en el aire, y lo único que sabía era pelear. Pero creía, que estaba cansada.
Habría querido salir corriendo, no por el mero hecho de correr, ni por huir, sino por sentirse libre. Sin embargo, algo más fuerte que ella misma la ataba y no conseguía saber que era.
Tan sólo quería ponerse delante de otro él y decirle ¿por qué ya no me quieres?.
Tenía que asimilar que no siempre se gana, y que tampoco se pierde. Hay veces que no suceden ninguna de las dos cosas, tan sólo que el tiempo se posa sobre las cosas y hace que todo quede quieto. Que las vidas avancen, mientras que ella se paralizaba.
Tan sólo le gustaría coger a otro él y retarle a un duelo. Beberían chupitos hasta el amanecer, y ella le preguntaría una a una todas las dudas que tenía. Desde donde empieza el mundo, donde acaba el cielo, cuánto quema el sol, si en la luna viven elfos negros, si alguna vez la quiso o si sólo la utilizo cuando a él nadie lo quería.