lunes, 6 de diciembre de 2010

- ¿Qué te pasa?
- Que me ahogaba.
- ¿Por qué?
- No lo sé.
- Sí lo sabes.
- No recordaba que fecha era. Y tu recuerdo se volvió a clavar en mí.
- No te tiene que doler tanto. Deberías dejar que lamieran tus heridas.
- Sabes que no puedo.
- No es que no puedas, es que no quieres.
- Parecería que soy débil, y no lo soy. O si lo soy, no quiero que nadie lo sepa.
- No es que seas débil, eres fuerte. Pero se te olvida, y te atrincheras en una frontera que no te sirve de nada. Deberías saltar, gritar, correr, e ir a buscarle.
- ¿A quién?
- A quien tu ya sabes.
- No puede ser. Él ya se ha ido también.
- No. Sigue estando ahí. Pero tú te has encargado de ir echándole poco a poco.
- No quería que me hiciera daño.
- Y aún así estás sufriendo. Tu táctica no ha funcionado.
- Lo sé. Pero también sé, que volverá.
.....

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