- ¿Y por qué no me lo dijiste?
- Porque me daba miedo coger el teléfono y llamarte, y me daba miedo mirarte a los ojos y poder perderme en ellos, y me daba miedo echar de menos tus besos, y me daba miedo sentir tu presencia cuando el vacío me acechaba...
- El miedo no deja vivir.
- El miedo te paraliza.
- Intenta correr. Sal corriendo, ahora, como haces siempre.
- No. Ya me he ido hace mucho tiempo.
- Pero hoy estás aquí.
- Sí, pero ya no puedo esperar más. Me da miedo la parte de mí que desconozco.
- Tal vez si te quedarás fueras mejor.
- Sería mejor... pero seguiría teniendo miedo. Miedo a querer. Miedo a ser mejor. Miedo a echarte de menos un día, o a echarte de más. Miedo a sonreír si tú no estás. Miedo a poner la cafetera para tomarla sola. Miedo a sentir que puedo vivir sin ti. Miedo a levantarme un día y darme cuenta de que te echo de menos, pero miedo también a levantarme otro día y darme cuenta de que ya no te quiero y que sigues a mi lado. Miedo a que no seas feliz conmigo, porque yo no sepa serlo. Miedo a que yo sea tan pequeña para ti, que no puedas crecer. Miedo a que pudieras ser feliz con otra persona, y te pierdas entre mis besos y mis caricias. Miedo a que pase el tiempo y nos demos cuenta de que ha pasado sin contar con nosotros.
- Tienes miedo a vivir.
- Tengo miedo a vivir, y tengo miedo a querer.
3 comentarios:
Ismael dice "agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro, y detrás de cada huída estabas tú".
POr muchos miedos que haya, siempre habrá alguien detrás de cada huída ;)
Besos, Princesa!
siempre detrás de cada huída hay un motivo, y suele tener nombre de persona
claro, pues eso...que detrás de cada huída, siempre hay un "tú".
Publicar un comentario