jueves, 22 de enero de 2009

No creo en el jamás...

La ausencia, la soledad y el miedo son vanidosos y traicioneros.  Se arremolinan en las esquinas del corazón esperando el momento adecuado para salir.   Ella se fue hace más de un mes, y ha sido ahora cuando la he recordado.
Ha sido un día, que hacía sol, que era feliz, y que caminaba por la calle.  Quería llamarla para contárselo, para decirle que el sol lucía en el cielo de la ciudad, que no había niebla pese a ser enero, que iba cruzando el puente sobre el Ebro, que era feliz, que estaba contentísima, y no se lo pude decir.  Fue cuando quise marcar el número de teléfono cuando recordé que ya no estaba.  
Recuerdo su ausencia en cosas insignificantes... los primeros
 días tras el adiós, tras las noches en el hospital en silencio, mirándonos, pidiendo una tregua al corazón... los primeros días aparecía en mis sueños y se que lo hará durante toda la vida, porque como dice Serrat es caprichoso el azar.  Siempre estará ahí.  Esos primeros días aparecía en el pasillo, con su muleta, volviendo la esquina.  También parecía estar sentada en el sofá viendo la televisión o leyendo esa vieja biblia.  Aparecía en mi cuarto, cuando yo dormía en la cama, para velar mis sueños.  Aparecía en mis pensamientos a última hora del día... después llegaron las navidades, y como siempre, se hizo el paréntesis.  Más tarde, llegó el vacío, el vacío que queda cuando los que queremos se marchan, para dar paso al recuerdo, a los recuerdos, a los momentos... Es cuando recuerdo que nunca comeré su tortilla de patata o que nunca entraré en la cocina y la sorprenderé con una bandeja de croquetas.   Tampoco la veré planchando la ropa cada agosto para vestir a la Virgen de la Cama.  Ni hacer ganchillo.  No habrá más bolsos ni monederos azules de tamaño perfecto dni.  No habrá más historias del pasado, ni de cuando no existían agua, ni de cuando la lavadora era un objeto de lujo. 
Pero claro, también quedará siempre ella.  Siempre su recuerdo.  Su imagen.  Su ejemplo.  Y por eso tal vez, todavía lloró cuando escribo líneas como éstas...
Son traicioneros, porque cuando más feliz eres, o cuando lo intentas con fuerzas siempre falta algo... crucemos los dedos, e intentemos que dentro de unos meses, la familia recupere un miembro.   Esta vez nos toca.

Está canción no tiene mucho que ver, pero es un bolero y me recuerda a ella.  A esa época en que la radio lo copaba todo, porque era el sonido, la imagen, y donde había canciones de amor que sonaban un poco como ésta.

HAY AMORES... Shakira.  BSO El Amor en los tiempos del cólera

Ay mi piel, que no haría yo por ti
por tenerte un segundo, alejados del mundo
y cerquita de mí

Ay mi piel, como el río Magdalena
que se funde en la arena del mar, 
quiero fundirme yo en tí.

Hay amores que se vuelven resistentes a los años,
como el vino que mejora con los años,
así crece lo que siento yo por tí.

Hay amores que se esperan al invierno y florecen
y en las noches de otoño reverdecen
tal como el amor que siento yo por ti.

Ay mi piel, no te olvides del mar
que en las noches me ha visto llorar
tantos recuerdos de ti

Ay mi piel, no te olvides del día
que se paró en tu vida,
de la pobre vida que me tocó vivir

Hay amores que se vuelven resistentes a los años
como el vino que mejora con los años
así crece lo que siento yo por ti

Hay amores que parece que se acaban y florecen
y en las noches del otoño reverdecen
tal como el amor que siento yo por ti

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