martes, 20 de enero de 2009

Barack Obama

¿Qué pasaba por la cabeza de Barack Obama mientras tomaba posesión como Presidente de Estados Unidos?
Supongo que apenas notaba el frío.  Que tenía miedo.  Que un escalofrío recorría su espalda cuando salía al exterior y veía a los tres millones de personas que se habían acercado al lugar para estar en ese acto.  Supongo que por su cabeza, a millones de revoluciones por hora, pasarían un montón de recuerdos...
¿Sueña uno de pequeño con ser Presidente?  Ahora sí.  La elección de Barack Obama hace posible que esta noche cientos de niños sueñen con llegar a ese lugar.  
Obama como Presidente abre un sin fín de posibilidades.  Abre una nueva era.  Abre un cambio.  Sí consigue mantener la ilusión, la esperanza y la confianza que en él han depositado miles de personas, por ejemplo, la crisis económica que vive el mundo podría acabar mucho antes.
Los americanos, los tres millones que han desafiado al frío para vivir este pedazo de historia, han vuelto a demostrar que tras un mal momento (y Bush es un momentazo) son capaces, más que nadie, de ilusionarse y de remontar.   No confío, en un pueblo que fue capaz de renovar al peor presidente de la historia de la humanidad, aún peor que Aznar que ya era decir...  Pero de los errores se aprende y ahora es el turno del cambio, de la esperanza.
Obama tiene frente a él un panorama desolador para llegar nuevo a la Casablanca.  Pero también tiene tras él miles de manos, miles de brazos dispuestos a trabajar por un cambio que es necesario.  Es necesario mentalizarnos de que el mundo es global, de que dentro de la globalidad hay personas, y de que las personas tienen sentimentos.   Se puede hacer política de otra manera.   Tras las guerras, siempre, siempre, siempre hay personas, y no armas de destrucción masiva.
Dice Nuria que se lo cargarán, que lo asesinarán, creo que lo intentarán porque él representa algo que los poderosos temen... la fuerza del pueblo.  La ilusión.  El conjunto.  El codo a codo.  Hoy puede ser un día en el que comience un nuevo mundo, igual que en su día, la caída de esas dos torres marcaron el comienzo de otro.  Porque ha llegado el momento de vencer, de levantarnos y quitarnos el polvo (lo ha dicho él), de crecer en armonía, el mundo ha cambiado y todos lo debemos hacer con él, hay que reconstruir lo que somos y lo que fuimos, y sobre todo, haciéndonos mejores.  Hoy tenemos otra oportunidad.  Qué el cambio llegué a cada uno de nosotros.

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