martes, 6 de enero de 2009

El Amor...

Se despertó angustiada. Su corazón iba muy deprisa, acelerado, angustiado... había dormido mal durante la noche, soñando con cosas que nunca pasaban y con cosas que a veces sí pasaban.  Se duchó para intentar frenar el eco que su corazón hacía al repicar contra las paredes que lo cubrían.  Frotó y frotó contra su pecho para mitigar el sonido para allí seguía...
Entonces empezó a buscarlo... en los cajones del baño.  En el cubo de la ropa sucia.  En el armario de las aspirinas y los ibuprofenos.  Fue hasta su cuarto, miró bajo la cama.  Rebuscó en los cajones de la cómoda, tras la mesilla, se metió entera el armario hasta vaciarlo... pero no lo encontró.
En la cocina abrió todas las cacerolas, rebuscó en la despensa y en la nevera.  En el salón no estaba entre los periódicos ni las revistas ni los cedés ni los dvds ni en las velas de la estantería.
Se vistió apresurada como los días en que él venía a buscarla para irse a dar un paseo en bici y tomar un chocolate junto al río.  Y salió de casa.
Busco en el aparcamiento de al lado de casa.  En los árboles de la calle, rastreo cada hoja y cada banco.  Miró en las papeleras llenas de bolsas de patatas y de helados de fresa.  Preguntó al dueño del bar de la esquina.  Se acercó hasta el frutero, y buscó entre las manzanas rojas brillantes y los plátanos alargados.  
Bajó andando hasta la orilla del río pensando si se había ahogado, si se le había escapado, pérdido o ella lo había tirado por error.  Se sentó desconsolada en un banco, tratando de buscar la solución.  Su corazón seguía allí, latiendo, constante, con ritmo, frenéticamente.
Entonces lo recordó.  Desando todo el camino que había andado buscándolo.  Subió a casa, rápido, ahogándose en cada peldaño de las escaleras.  El ascensor estaba colgado.  No encendió siquiera las luces del rellano, metió la llave en la puerta, giró y cerró tras entrar en casa.  Corrió como loca hasta la cocina, y abrió el horno... allí estaba.  
Había metido al amor dentro la noche anterior... cuando se cumplían 19 días y 500 noches desde que él se fue.  Si lo hubiera dejado con ella, los celos, el recuerdo, la pasión y la locura la hubieran consumido.  Y allí estaba el amor... caliente, frío, lloroso, sonriente, agonizante, susurrante, intimidante, miedoso, tembloroso, renqueante, jubiloso, alegre, optimista, chispeante, lubricante, ilusionante, angustioso, olvidadizo, e imaginativo, esperándola.

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