viernes, 5 de septiembre de 2008

Pensando

¿Qué es más difícil querer sin querer o dejar de querer?
Estos días estoy pensando mucho en esto.  No sé que es más fácil ni que es más difícil.   
Querer sin querer.  Querer cuando no te quieren.   Querer cuando tienes que callar lo que llevas dentro.  Querer en el vacío, en la soledad, en el silencio.  Querer sin poder gritar lo que llevas dentro.  Querer sin poder sentir las caricias, extrañando unos labios que no están contigo, y recordando una manos que ya se han ido.  Querer cuando el otro no te quiere.
Dejar de querer.  Vivir con alguien a quien has dejado de querer.  Sentir que ya no hay castillos en el aire ni palabras que compartir.  Vivir sin comprender donde se quedo la pasión, los besos.  No entender como los silencios se adueñan de los días que antes estaban llenos de complicidad.
No logro entenderlo porque creo que de las dos maneras se sufre.  De distinta manera, pero se sufre.   Tal vez sea, porque como ayer me dijo Kiko, el amor es como la felicidad, son sólo momentos.  Tal vez, o tal vez, como dice Felipe, el desamor produce borrachera.
No lo sé.  Sólo sé que a veces las palabras se agolpan en la garganta sin poder salir.  Que a veces quisieras ser otra persona, estar en otro lugar y vivir otra vida.   A veces quisieras desaparecer, olvidar, dejar de estremecerte al pensar y dejar de sentir los recuerdos.   A veces quisieras poder escoger el camino, dar marcha atrás y recorrer otro trecho que no te conduzca a esa persona o que te aleje de ella.  A veces quisieras poder entender lo que sucede alrededor.  A veces quisieras poder anestesiar el momento, el dolor, las palabras que son duras de entender.  A veces quisieras no querer, a veces quisieras ser querido, a veces quisieras olvidar que quisiste, a veces quisieras querer a otro y no al que quieres, a veces quisieras ganar en un terreno que se lleno de derrotas sin sentido.

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