Por eso tal vez, en estos días de lluvia, volví a soñar con ella. Por eso, vienen a la cabeza los recuerdos de él. Por eso cualquier cosa te trae de nuevo a mi lado.
Sin embargo, otros días cerro los ojos, y al abrirlos ya no estás. Eso sí, cuando te recuerde el aire se escapa por mi garganta y no vuelve. Y es así, con los ojos entrecerrados como procuro seguir viviendo.
Por eso tal vez, en los días de cierzo, intento engañarte con cualquiera. Y al amanecer busco un abrazo que me abrace y que no me recuerde las lágrimas que caen del cielo.
Sin embargo, otros días, el sol abrasa mis manos al ir en bicicleta por la orilla del río. Y rió. Y siento. Y la felicidad es la que me ahoga. Y pienso que si no estás es porque todavía no te he inventado. Y pienso que si te fuiste es porque no tenías que estar aquí. Y pienso que tal vez deje escapar muchos trenes, pero eso se piensa, en bajito, y como dice T se guarda en el cajón de la mesilla, bajo llave, y sólo se saca la noche de luna llena que esté bañada por la lluvia. O sea, ninguna.
Entonces decido montarme en la bici, retar al tiempo, y con lluvia o cierzo, dejar de buscarte en las calles de la ciudad. Decido reír, cantar, y dejar de tararear el verano azul cada vez que pedaleo. Decido esperarte en esta orilla... eso sí, un segundo. No habrá más.
1 comentario:
Por aquí se te echa de menos...quiero una crónica berlinesa! :)
Un beso, Princesa!
T.
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