17.06 h tras escuchar un par de canciones en el mp3 llegó a la Arboleda de Macanaz.
Y allí me pegó dos horas bajo el sol de primavera, dialogando con P., que es un hombre, pero sabio.
En estas que hablando de vacaciones, de viajes, del viernes, del sábado, de la vida, de los ligues, de los amigos, del curro y demás, él me suelta:
Lo malo de cuando llegas a los 30, es que es cada vez más difícil encontrar a alguien que merezca la pena.
Lo bueno, que ya no tienes que darte besos en los portales. Vas al grano.
Tras 2 horas y cuarenta minutos de frases como ésta, hemos dirigido nuestros pasos al Odeón tras encontrarnos con media ciudad, para volver a hacer terapia de grupo.
Entiendo que es difícil soltar la rienda, no voy a dármelas yo ahora de sabelotodo sentimental, igual que es difícil intentar volver a cogerla, o andar sin ella, pero lo importante es mantener el camino, y saber que a los lado siempre hay alguien que nos recoja. Y que nunca, nunca, nunca, estaremos solos.
Porque como dice P. a los hombres les dan miedo las mujeres inteligentes, pero los hombres listos, siempre acaban con ellas.
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