miércoles, 29 de abril de 2009

Cómo viene se va


Me preguntaba el otro día una amiga si él me gustaba, si todavía me gustaba.  Y yo le contestaba que no.  Que se  había acabado.  Por que los amores son así, empiezan y acaban.  Al principio duelen, nos arrancan el alma y pensamos que nunca sanará.  Así llego él un verano... semanas sin comer, fiestas sin reír, bailes sin terminar, y miles de mariposas... pero sin embargo, ahora se acabó.
Las personas entran y salen de nuestras vidas sin querer, sin saber, sin conocernos, sin entremezclarnos, rozándonos tan sólo...
Ella me decía que mejor, que él era majo, pero un poco raro.
Quizá yo también sea rara.  B me preguntaba el otro día si en algún momento coincidiremos con alguno normal, y yo le contesté que tal vez no, porque nosotras tampoco somos normales.
Estamos por encima de la media, y como dice Nacho, estamos en derecho de exigir.
A veces se nos olvida, igual que se nos olvida lo que valemos, o igual que ciertas personas se olvidan o se esconden en los rincones de la memoria.
Sin embargo ahora que busco hipoteca pienso porque no mantuve aquel ligue que sabía de económicas y empresariales... seguro que ahora trabajaba en un banco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la vida hay dos tipos de personas: las que son circunstanciales y las que no lo son. Por desgracia, muchos son circunstanciales de mierda.

Pero bueno, al fin y al cabo, no dejan de ser personas que tienen que pasar por nuestra vida para hacernos ver las cosas de otro modo, para enseñarnos algo que, probablemente, aplicaremos en alguna otra futura relación circunstancial.

Luego, están aquellos que son para siempre. Que llegan un día, porque sí, sin saber cómo, sin esperarlo...y se quedan. Y a estos no se les suele buscar un porqué.

Y todo empieza y acaba por la sencilla razón de que todo es efímero, y de que las cosas (y sobre todo el amor) es eterno...mientras dura.

Un besazo, Princesa!

T.