miércoles, 31 de diciembre de 2008

Cuñaooooo

Tengo un cuñado que es la leche. Primero es de Calatayud y eso siempre aporta algo curioso y genético en la gente... gente de raza. gente de fiesta. gente alegre, dicharachera, y borrachina. Mi cuñao, a pesar de querer ser madero y estar a punto de conseguirlo, algo que mi primo el punky lleva fatal, es un ser decente. Rema poco, que dice mi hermana, esto son cosas suyas. Pero al chaval le encanta y disfruta salir con mis amigos de marcha. Al principio el pobrico, flipaba con todo lo que podemos beber y aguantar estando de farra por ahí. Sé que soy un ejemplo a seguir para él, porque alucina con todo lo que mi hermana le cuenta de mi persona, y dice, que siempre estoy por ahí (otro que se cree que no trabajamos). En fín...
A lo que voy, es a que me hace los mejores regalos del mundo.
Primero. Hace tres años cuando aún no estaban de moda me regalo por mi cumpleaños un megafóno. Eh... increíble. El mejor regalo que me han hecho nunca. Cómo me lo pase aquel verano con el maldito bicho, y el juego que me dió. En San Roque hubo gente que me llego a odiar, incluso amigos mío, porque claro, yo radiaba todo lo que nos acontecía y todo lo que pasaba por mi cabeza (y mira que pasan cosas al cabo del rato por ella y a velocidad de rayo) en voz alta por el megafóno. Las abuelicas de los toros me querían. Todo era amor y diversión. Hasta que la última tarde tuve que ir a la enfermería y mentir al encargado "que no que no, que el esparadrapo es para las rozaduras del pie, que yo no tengo ningún megafóno roto" (ya había ido el tio monty a por un apaño) para arreglarlo. Cuánta vida me dió.
Pues bien. Mi cuñado me ha hecho otro regalo... una peluca a lo afro, más que a lo afro, a lo gigante afro que voy a estrenar hoy... joder, que feliz se puede hacer a alguién con bien poco.

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