Porque hay hombres y mujeres "perfectos" por ahí pero que muchas veces tienen fecha de caducidad. Así son perfectos un día, una noche, dos, tres, una semana, dos meses o tres, pero al final, nunca eran lo perfectos que creías. También hay otros que al pasar el tiempo, descubres que hubiera merecido la pena intentarlo, porque en este caso, sí hubieran sido perfectos, pero claro, a veces, para esto, ya es tarde.
Están también los hombres y mujeres "perfectos" que se rozan, se entremezclan, se taponan, se cruzan, se junta, y finalmente, se dejan pasar. Esos que con el tiempo acabas recordando, esos que siempre se te aparecen o recuerdas en los próximos, esos que rara vez (por corta que haya sido se olvidan). Por cierto, me encanta la palabra entremezclarse.
A todas estas conclusiones llegué ayer tras conocer a este fulano. Un fulano de esos perfectos para quince días, o quién sabe, igual te sorprendía y también era para más. Un fulano de esos en los que se te representan unos cuantos de atrás como sombras chinescas. Un fulano con el que poder hablar, reírte, o soñar, que los hay muy pocos.
Un fulano que tras volver a tu reino de soltería siga estando presente, no como sombra sino como recuerdo, y de los buenos.
Hubiera sido perfecto para unos días, pero claro, la vida nos pone a unos en un sitio, y a otros, a kilómetros de distancia. Algo sé de esto. En fín, que la vida es así, hay que tomarla como viene, y este año nos lo está volviendo a enseñar. Esperemos que todo salga bien. Esto creo que va a ser lo único coherente que encontréis en este blog en las próximas horas. Ahora me voy a echar la siesta, que llega San Roque con su perro y su camión lleno de cerveza, tinto de verano y vodka y mojito.
No sé si quería filosofar algo más, algún día retransmitiré por aquí mi mitín a Gema para ser mi digna heredera. Viva San Roque. Vivan las Fiestas. Y vivamos nosotras, porque somos únicas e irrepetibles!
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