Pero es inevitable.
Muchas veces, o al menos algún día, paseas por la ribera y piensas cuán distinto podría ser todo. Pien
sas que eso paseo podría haber sido compartido. Piensas que tal vez el paseo no hubiese existido porque no vivirías aquí en la capital del cierzo.
A veces actuamos de manera que otras veces no haríamos. Y eso me paso contigo.
No aceptar que perdemos, es el peor de los errores. Pensar que podemos aguardar los cambios. Sentarnos. Esperar.
Y yo también me pregunto mientras veo llover, si salgo a mojarme por ti, o sí mejor me quedo en casa. Las tormentas pasan. Los corazones duelen. Y las cicatrices se cierran.
El peor castigo es perder la ilusión por aquello que te ilusionaba.
Y yo, siento que mi ilusión me ahoga cada día un poco más...
1 comentario:
Dicen que la ilusión es lo último que se pierde. Yo no sé si eso es verdad o no, yo también llevo una temporada en la que creo que la ilusión me la dejé olvidada en algún bar.
Pero yo estoy aprendiendo que nada ni nadie merece que uno mismo pierda eso que le hace sonreir, esas pequeñas cosas que nos hacen levantarnos por las mañanas y nos hacen pensar que, quizás, hoy puede ser un gran día.
Te dejo que te mojes por alguien o que te quedes en casa, dejo que pases tormentas, o que te duela el corazón, y que las cicatrices sangren para que después, se cierren.
Pero lo siento, no voy a dejar que tu ilusión se ahogue.
Un Besito, Princesa!
T.
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