No son buenos. O al menos los últimos días lo demuestran. El fuego nos castiga. Y el hombre, lucha sin descanso, y comprende cuán pequeños somos, insignificantes, débiles, a merced de tantas cosas.
No son buenos tiempos, porque la sangre copa las portadas de los informativos. Apenas sacamos ya a los muertos de Afganistán o de África se nos quedan grandes, lejanos, o a veces también pequeños. Aquí tenemos los nuestros... muertos irracionales. Niñas apuñaladas por hombres. Mujeres matadas por sus novios delante de sus hijos.
Creo que todos podemos perdernos... pero en qué momento puedes matar a quién más quieres? cómo el amor puede pasar a verse envuelto en sangre? cómo la vida se puede destilar muerte? cómo puede seguir viviendo el que coge el teléfono y escucha que han matado a su hija, en su casa, de una manera atroz? cómo podemos seguir viviendo en una amnesia de vida que ha dejado de lado el amor o las sonrisas?
Porque todo sigue, y porque todo continúa. Y porque los día en los que no comprendes dónde esta el puerto que necesitas para descansar, o que quisieras cerrar los ojos para no abrirlos más, hay momentos mágicos.
Son momentos pequeños... que te salvan. Cuando paseando por la Plaza del Pilar ves a una niña corriendo detrás de unas palomas, ella se gira, te mira y sonríe. Y ahí está la magia.
O cómo cuando ves por primera vez a tu sobrino. Tras un cristal. O cuando lo tocas por primera vez. Y quieres parar el momento para que ningún móvil lo interrumpa. O cuándo la hermana de ese niño lo coge por primera vez, y sonríe. Y continúa sonriendo. Y lo mira.
Puede que esta vida no sea perfecta, y que a ratos se haga dura, pero es la que tenemos, y depende de nosotros que ese amor no se transforme en odios. Que el amor nos haga sentirnos vivos.
1 comentario:
Esta entrada me ha recordado a una canción de Rosana..."Llegaremos a tiempo".
No permitas que te anuden la imaginación, que la vida son dos trazos y un borrón. Y que si el miedo o el tiempo te echan un pulso, que no puedan contigo. Y si te caes, te levantas; y si te arrimas, te espero.
Feliz mes*, Princesa.
T.
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