viernes, 24 de octubre de 2008

Me voy a Dubai

Sí. Dubai. Ya ves. Quién lo iba a decir. Así. Ya digo yo que así es la vida, y ya dicen ellos que para mí, pa mí es la vida, pa mí. En fín...
Me voy a Dubai.

Mi mayor preocupación hoy (estos días he tenido otras como por ejemplo la técnica, San 3G, Santa Cobertura y San Wifi... estarán en el Corán?), pues eso, a parte de los tubitos y las bolsas de plástico para los líquidos (he optado por no llevar ni la colonia en el bolso) hoy me rondaba una pregunta... ¿Qué calzado se lleva a una excursión al desierto?

A mi madre le preocupa mucho más, siempre que voy de viaje no importa la distancia, qué pijama me voy a llevar y las bragas. Algo que comparten todas las madres del Universo, de éste y de los más lejanos (ya parezco Manolito Gafotas, cuánta simbiosis...)


Antes de mi viaje, la vida, o el destino me han regalado una bella imagen, que ha hecho que este día recuperará todo el sentido...

En el autobús urbano, de pie viajaba un matrimonio de abuelos, mayores... estaban de pie junto a los asientos. En el que estaba casi casi debajo de ellos, viajaba una madre con una niña encima de un añito más o menos. Los he visto mientras hablaba por teléfono con la mari. Pero al rato, cuando he colgado, mi mirada ha visto el regalo... el señor tenía la mano apoyada en el asiento, agarrado al respaldo. La niña lo acariciaba. De repente ambos se han mirado y han sonreído. Y creerme, porque en ese momento el mundo se ha parado y ha sido un poquito mejor. Tal vez hayan sido sólo segundos, o menos, o quizá ha sido una pequeña gota para intentar cambiar la inercia de esta carrera vital... pero ha sido mágico. Bonito. Maravilloso. Cargado de sentido. Porque sinceramente, yo sin mis abuelos, seguramente, no habría sido como soy. Seguramente no habría sido nada.

No hay comentarios: