Los viente fueron la peor crisis de mi vida, lo aseguro. Ya puede ser malisíma cualquiera de las que venga porque los 20 fue la peor. No por nada, pero fue el año en que comprendí que ya nunca volvería a ser una niña, que la vida ya nunca sería igual, que ya no podía ser nunca una irresponsable, que ya nunca podría ser muchas cosas.
Ahora cumplo 25, seguramente tampoco sé que voy a hacer con mi vida. Vivo el día a día, y sinceramente no voy a hacer ahora aquí un monólogo loco y absurdo en el que contar lo que han sido estos años. Ha habido cosas muy buenas, muchas risas, y también las ha habido malas. Pero no me voy a quejar ni las voy a relatar, porque ahora, vivo uno de los mejores momentos de mi vida. Lo vivo, día a día, en tranquilidad y rodeada de gente que me quiere. Sin más.
Por eso, intentaré brindar mañana o pasado o pasado o pasado con todos ellos.
Gracias por el cuarto de siglo. Un cuarto de siglo dando guerra.
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