lunes, 24 de noviembre de 2008

El Laberinto del Fauno

Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el mundo subterráneo, donde no existe la mentira ni el dolor, vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos.
Soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol...

Un día, burlando toda vigilancia, la princesa escapó.  
Una vez en el exterior, la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado.
La princesa olvidó quién era, de dónde venía... 
Su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor.
Y al correr de los año... murió.

Sin embargo, su padre, el Rey, sabía que el alma de la princesa regresaría, quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar.
Y él, la esperaría hasta su último aliento, hasta que el mundo dejara de girar.

Es entonces, al pasar de los años, cuando la princesa regresa.  Y cuentan que reinó con justicia y bondad por mucho siglos, y que fue amada por todos sus súbditos.
Es más, la princesa dejó huella de su paso por el mundo, visible, eso sí, sólo para aquellos que sepan mirar.

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