viernes, 17 de octubre de 2014

Salvavidas

Y entonces llega el insomnio. Las noches en que creo que me abrazas. Los coletazos de recuerdos y los olores mal lavados. Vienen los te quiero susurrados al oído. Y tus brazos recorriendo mi espalda... Llegan los besos que se escaparon y se quedan las lagrimas que me faltan. Y ya no puedo dormir, porque encima pienso que podríamos haber sido felices. Tu habrias firmado mi tregua y yo, te habría mantenido a flote. Pero cuando ya siento el agua al cuello, me doy cuenta, de que solo se puede salvar, al que quiere ser salvado.

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