viernes, 3 de octubre de 2014

Estoy en octubre en la playa a las seis de la tarde y he venido sola. Nunca creí que lo haría. La verdad es que ahora, sin ti, hago cosas distintas.
Viajo sola, incluso en avión. Me pido una sola copa de vino blanco y me quedo observando el mundo.  Pensaba que fuera de ti y de lo que te rodeaba no había nada.
Me quede sola. Si me pongo melodramática diría que baje a los infiernos y toque suelo, pero no. Solamente duele el que no hubiera un adiós ni un hasta luego ni un motivo.  Duelen las cosas que se quedaron sin decir y las que tu sólo dijiste. Duele el que no estés. Duele el vacio y el silencio. Duele el no entenderlo.
Pero todo pasa y la capa de ceniza que cubre todo la borra el viento. Y la vida avanza y yo avanzo y crezco y cambio, a mejor, y un día, no muy lejos, me daré cuenta de que no queda nada. De que hice lo que quise hacer cuando estuve a tu lado y que no me merecía que acabaras así conmigo. Pero también come penderé que qhe estés lejos tal vez es lo mejor que me puede pasar... O no. O mierda.

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