Hace casi un año recibí el mejor regalo de cumpleaños que se puede recibir. Lucas. El jueves cumple un año... yo unos cuantos más. Pero hizo que desde entonces, nunca un cumpleaños pueda ser triste. Porque pese a que el año pasado fue un día muy duro. Muy triste. Muy negro. Me acuerdo de él y pongo una sonrisa en el calendario.
Además, porque el destino quiso, que en parte, él volviera.
Lucas es una copia idéntica a mi abuelo. A alguien de la familia. A un ser especial. A una persona, que echas cada vez más en falta, con el paso de los años. Lucas tiene su sonrisa. Y su mirada. Y todos por dentro lo pensabámos y nadie decía nada. Hasta que un día, su abuelo, dijo... ¿A quién te recuerda el pequeño? Y yo quise llorar. Y le dije, que era verdad. Y el otro día, en la piscina, una señora vino, y dijo, es clavado a tu abuelo. Y cuando me lo cuentan, me dan ganas de llorar.
Porque sé que Lucas, nos va a hacer a todos un poco mejores.
Será bueno. Luchador. Inteligente. Incasable. Cabezota. Y bueno, bueno, bueno... un ser de luz, que ha venido a nuestras vidas, a hacerlas un poco más fáciles. Y que tiene la gran suerte, de parecerse, a un hombre bueno, que nos quiso como a nadie, y que nunca, dijo nada malo de nadie... Bueno, tal vez de Aznar y del PP...
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