domingo, 21 de diciembre de 2014

Invierno

Comenzó el preinvierno con un nudo en la garganta. Esperaba que rompieras el hielo que os rodeaba y dijeras... Yo también te echo de menos.
Pero no. La gente no soporta que les digas la verdad. Y allí estaba, una respuesta vacia que llegaba a un cofre lleno a rebosar.
Porque lo cierto es que la vida era y es, mejor así. Sin vacíos, sin tiempo perdido, sin dudas, sin remordimientos.
Ahora cabalga. Rie y llora, solo por cosas que merece la pena. Ha tomado las riendas y por fin, anda en la pelea de volver a ser ella. De que le dejen su sitio. De vencer a los fantasmas. Y de decir las cosas por su nombre. Sí. Tal vez ha pasado 30 años intentando que nadie la quiera, pero ahora ama. La quieren. Le dicen preciosa y todas las mañanas le dan los buenos días. Ya es más de lo que hiciste nunca. La vida es muy corta, demasiado para desperdiciarla o gastarla con gente que no se enfrenta a la verdad, que solo tiembla por dinero y que no sabe por llorar por amor...

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