sábado, 11 de junio de 2011

Le gustaba pensar que todo podía volver a ser como antes.
Y se engañaba asegurándose a sí misma que así sería.
Pero la realidad, es que estaba allí, parada, en el borde de la cornisa.
Si daba un paso hacía adelante, se podía caer.
Si se quedaba quieta, seguiría pendiente, colgando de un hilo, o de tus manos.
Y si lo daba para atrás, cerraría la puerta para siempre.
No sabía con cuál de las tres cosas quedarse.
Y eso, para alguién que presume de tener todo controlado era un problema.
Lo bueno era que aunque le gustaba huir, está vez no lo había hecho.
Lo malo era que nadie lo había entendido. Ni siquiera ella misma.
Pero lo cierto, es que aún en las peores situaciones, sabía seguir adelante.
Porque había pasado cosas peores. Y siempre, las había vencido.
Por eso, tocó el suelo, y sonrió al pensar, que en la vida, las mejores cosas son las que no se ven venir... aunque no le convenciera del todo.

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