domingo, 23 de enero de 2011

Tequila

Cerró la ventana. Se puso la bufanda y salió a la calle. Sobre la mesa quedaron los vasos de tequila, las rodajas de limón seco de la última noche.
Fuera soplaba el cierzo. Y mientras, su corazón se perdía. Se apagaba.
Hasta que de repente. Clic. Se enciende una luz. O se apaga. O se abre una puerta. O se cierra.
Te quiere más que a nada, y a veces, imagina que lo sabes.
A veces duda de si existes.
De si realmente sabes lo que vales.
Hay promesas que se hacen, y no son para nadie.
La Rebe in the city se perdía por pensarte.
Pero ahora todo era distinto.
No era lo mismo.
El corazón se apagó. Se esfumó por el camino de las baldosas amarillas.
Tal vez saltó al vacío. Se había roto en pedazos que estaban pegados con tiritas.
Demasiados desafíos. Ella no podía ser tan fuerte.
Decidió, únicamente, seguir hacia adelante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te has pasao. Menos pájaros muertos y más Lahoz.