sábado, 19 de septiembre de 2009

De todas formas...

De todas formas, el destino es gilipollas.
Porque sí.
Porque no acudes a algún sitio, y resulta que tenías que haber acudido.  Que allí estaba esperándote.  Tu alma gemela.  O un clavo.  O un amigo.  O nada. 
Pero estaba.
Y no estaba como tu pensabas que estaba.  Te estaba esperando.
Y luego el destino hace que vuelva el pasado, un pasado que ya no te gusta, pero que te gusto.  Un pasado que te volvió loca.  Un pasado que te hizo adelgazar en una semana tres kilos por el letargo.
Y reaparece.
Y ronea.
Y nada.  Ya no sientes nada.  Y ponen esa canción que te pone los pelos de punta, y el pasado se acerca, y lo intenta, y nada.
Y tú piensas.
El destino es gilipollas.  O la gilipollas soy yo.  O lo fui.
Porque si ese mismo momento se hubiera dado hace cuatro años, seguramente te habrías vuelto loca.
Pero hiciste las maletas.  Y preferiste mirar por el cristal.  Y ver pasar los árboles por la ventanilla del tren.
Y aunque los trenes ya no tengan humo, cómo espeta tu amiga, hay humos que persisten, pero que ya no sientes.
Y aunque no puedas decir muchas cosas, y aunque calles algunas, y aunque digas más de las que deberías, sigues siendo tú.
Y sigues pensando lo gilipollas que es ese tio llamado destino.
Y lo gilipollas que pueden llegar a ser dos personas que se buscan, que se encuentran, que se pierden, que hacen para encontrarse, para perderse, para no encontrarse, para reencontrarse... dos personas que un día pensarán también que gilipollas fue el destino.
Y mientras estás en ese bar, pensando en que fuiste tonta por no ir a ese sitio, en que fuiste tonta por perder el tiempo con algún que otro ejemplar, en que eres tonta porque no sabes que hacer cuándo si que lo sabes, pero no te atreves, aparece.
Otro tren.
Otra canción.
Otra sonrisa.
Otro olor.
Y de nuevo, un día, dentro de unos meses, pensarás... 
Que el destino es gilipollas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Esto ha sido por culpa del destino" o "Esto ha sido gracias al destino". ¡Cuántas veces en nuestra vida hemos podido decir estas frases!

Pero el destino no existe. Se inventó para poder echarle la culpa a algo (o agradecerle a algo), lo que sea que pase en nuestras vidas. Y simplemente para sentirnos mejor, para autoengañarnos que nosotros (o los demás) no han tenido nada que ver en las novedades que van surgiendo en nuestra vida.

Nos autoengañamos, cuando en realidad, lo que queremos decir cuando hablamos del destino es: qué gilipollas fui, o qué gilipollas fuimos.

Ya...hoy soy poco optiMIXTA. Mil besos, Princesa.

T.