El verano de los porqués, los caracoles, las risas, el ton de san Cristóbal y el escuchar te quiero tata. De los secretos, los ipad, las comidas con helado y los partidos de tenis con Luna.
Fue el verano de tirar palante. De coger impulso y no mirar atrás. De saber muchas cosas y de olvidar algunas otras.
Fue el verano... Y lo que nos queda
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