viernes, 20 de abril de 2012

No lloraba por mucho que él le dijera que lo hiciera. No le dolía. Y no saltaba y seguía allí aferrada a aquel resquicio, pensando que la vida podía darle una nueva oportunidad aunque a veces pensara que no la merecia. Y ultimamente nada era bueno, nada le salia del todo bien... Y cuando pensaba que habia encontrado la salida, aparecía una nueva pared. Habia querido que alguien se sentara a su lado. Y que en silencio hubiese compartido ese momento. Sin decir palabras. Ese instante en que te sientes tan pequeño que en cualquier rendija del mundo puedes escaparte...

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