Hoy es menos díficil. Y más fácil. El caer, tropezar y levantar. Y que no haya treguas. No hay nadie para brindarlo ni para mojarlo. Nadie que la abrace y le diga... Todo salió bien, como querías. Y un muro enorme invadió el espacio. Echa de menos contar historias y que ella le miré con esos ojos que cuentan millones de cosas y su sonrisa no quepa en la cara. Echa de menos que él apoye la cabeza en su hombro y espera a que le lea historias sobre como pasa la vida. Necesita volver al punto anterior. A aquel escalón en el que descubrió que no perdía el equilibrio y que podía llegar a ser feliz

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