miércoles, 10 de junio de 2015

Los días de lluvia abre un libro y lee junto a la gran ventana del salón. Le salpican algunas gotas en el rostro o las manos, y sonríe. Ha estado hibernando, como los osos. Y se siente fuerte. Esta derribando los muros y ha conseguido domesticar a los miedos. Los fantasmas ya no la hacen temblar. Camina más erguida, y aunque hay cosas que echa de menos, ha besado sin parar desde que se quitó las tiritas. No entiende ciertas cosas. La poesía de los sueños la persigue. La rodean los para siempre que dijo y los nunca que dejó escapar. Ahora te miraría de perfil... Pero ella, es de las que mira de frente. Cierra el libro. Y escucha a lo lejos: no siempre las cosas son como deben ser. 

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