sábado, 16 de marzo de 2013

Para ella no era díficil aquello de escribir.
Lo hacía a diario.
A ratos y constantemente.
Despierta y dormida.
Escribía en papeles de propaganda, en la libreta que llevaba en el bolso, en la servilleta del bar donde tomaba café por las mañanas, en el brik de leche, en los rollos de papel del water, en cuerpos desconocidos y en bocas que había querido.
No le era díficil escribir.  Lo prefería a tener que hablar.
Pero no podía enfrentarse a ése folio en blanco. 
Te tenía delante y se bloqueaba. 
Por eso le costaba tanto tener que rellenar aquella historia.
Lee en nuestra boda.  Escríbenos algo.
Y la carga le pesaba como una cadena perpetúa.
¿Cómo podía escribir de amor alguién que ya no creía en la palabra?
¿Cómo podía escribir de amor alguién que no amaba?
¿Cómo podía escribir de amor a dos personas que se quieren si ni siquiera había sido capaz de escribirtelo a ti?

No hay comentarios: