Cuando te fuiste sentí que corría detrás de ti, pero me quede pequeña y agazapada. Pasaba por nuestras calles con miedo a que me asaltarás.
Cuando te fuiste dejaste un arañazo en mi alma que de vez en cuando sangra. Y busco lenguas que lo limpien como el agua oxigenada.
Dejaste un nudo que hay días que me ahoga tan fuerte que ni respiro. Lo hago para que no me oigas, ni me huelas ni me veas.
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