Le regalaron un pañuelo y en lugar de llorar lo usó para volar. Cerro los ojos y viajó lejos. Olvidó los nombres y llenó los huecos. Y los colores del pañuelo tiñeron los sueños. Nadie sale de nuestras vidas si no lo desea con fuerza. Bebió hasta vaciar el vaso y comprendió donde había estado. Se escondió esperando que pasara la tormenta, hasta que de nuevo comprendió, o le recordaron, lo que a la Rebe in the city, le gustaba caminar bajo la lluvia.

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