sábado, 17 de diciembre de 2011
Le daba miedo soñar. Porque las noches se convertían en una cárcel de la que no encontraba la salida. Seguía corriendo. Y se sentía tan pequeña, que se ahogaba en las gotas de rocío que encontraba al salir de casa por las mañanas.
Las noches frías le recordaban a alguien, y pensaba que nunca volvería a querer. Que las paredes que había puesto no mantenían al resto fuera, sino a ella dentro. Y quería salir, sin lograrlo.
Nadie sabía que susurraba delirios y que gritaba infortunios. Que se sentía pérdida, sola y no sabía muy bien a dónde iba. Y lo único que reconocía eran las piedras del camino, las nubes que traían lluvia y los miedos compartidos.
Era una blancanieves cualquiera, que se había atragantado con la manzana, y esperaba a aquél que quisiera despertarla....
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